La música acuática de Händel

( ...) Después de noches sin dormir, dudas sobre ella, agobiada por una relación condenada al fracaso, su vida iba a dar un vuelco al ritmo del barroco.

jun 04, 2025

Llevaba todo septiembre y parte de octubre con una melancolía extrema,en lo que algunos llamarían inicio de depresión, pero ella ni siquiera podía definirlo como nada así. Demasiado daño llevaba encima para ponerle nombre, que lo tenía, pero no podía articularlo.

Se levantaba y lloraba. Iba caminando, lloraba. Y por las noches,antes de dormir, lloraba.

El resto del día hacía ver que no pasaba nada. Pero pasaba.

Lo achacaba a su mala economía y a los primeros indicios de agotamiento profesional y personal. Pero no era así: no así completamente.

Llevaba varios meses de relación mega intensa y desproporcionada con alguien que , claramente, no era para ella ( y para nadie que sea mínima y conscientemente inteligente,lo que ella no fue). Se dice ahora muy fácil,seguro que todos los piensan pero entonces , a ella,no le parecía así. No pudo verlo, ni esquivarlo.

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Un trastorno de la personalidad no es nada fácil para quien lo padece , pero tampoco para quienes están en la órbita. Los clúster B són los llamados histriónicos, antisociales y narcisistas, con picos de emotividad descontrolada, relaciones intensas y desregulación.

Si a eso le añades falta de trabajo,inteligencia perversa, abuso de alcohol y antidepresivos,con toque Peter Pan, tenemos a la joya de la corona.

Tranquilos, que ella ya lo dice: “fui una gilipollas”

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Creo que por eso lloraba, creía. Su mente y su cuerpo no respondían y había mandado a la intuición a tomar viento. Este fustigamiento no venía sólo de ella, sino que al ente le pareció bien hundirla para que no pudiera brillar : es lo que tiene el narcisismo y ser Leo, que no quieres rival.

Después de mes y medio con la dinámica del lloro, de intentar borrarla más, de aguantar sus broncas por WhatsApp a 26km, sin poderse defender, Spotify le marcó el camino con Händel, que no sería el super compositor de su vida, pero al que, desde entonces , le tuvo un gran aprecio.

El primer movimiento que le hizo click fue el Minuetto de la Suite en Fa Mayor, que no sabia si tenía simbolismo o qué, pero que a ella le empezó a calmar bastante y a aislar del ruido de una gran ciudad hostil y tumultuosa, como su interior.

Luego el Allegro le dió como un impulso a su ánimo. “Otra música os la podría explicar mejor” pensaba ella, pero esta, simplemente, fue como imaginarse tranquila y serena viendo pececitos raros, cascadas, color y paz. Mucha paz. Y es raro porque muy calmada tampoco lo parece, la música. Que no es un desenfreno, vale, pero tampoco es un chill out. No lo ponen para que los críos se calmen ( aunque puede que sea un error).

Y, no supo cómo, se vió reflejada en un cristal. De hecho, un cristal de la estación de tren y autobuses, la más grande de la ciudad. Allí, reflejada con su tote bag, las enormes gafas de sol folclóricas y sus auriculares, un día de octubre, escuchando barroco , paró.

Se miró mientras sonaba La Música Acuática de Händel y lo tuvo super claro. Como si lo hubiera entendido todo al compás del compositor alemán, como si el paseo en barca no hubiese sido para el monarca,sino para ella…como ver la realidad que dolía:

Fin.

Fin y principio de todo